12/21/2016

Isla de Providencia Archipiélago, Manglar, Coralinas.














Darle la vuelta por la carretera a Providencia, una Isla en Colombia de siete kilómetros de largo por cuatro kilómetros en su parte más ancha, toma un par de horas en un carrito de golf de los que se alquilan en el sector de Agua dulce. Este es un plan que permite detenerse en playas desiertas donde franjas de arena amarilla son los senderos que se recorren bajo la sombra de cocoteros.
Los ojos se deslumbran ante el arcoíris marino de siete azules, que han hecho famosa a esta isla; esto gracias a su origen volcánico y su barrera arrecifal. Por donde se le mire, Providencia y Santa Catalina desbordan belleza: colores infinitos en la superficie, paisajes submarinos llenos de vida y manglares que tiñen de verde y se hacen salacunas de diminutos peces coloridos.

Una de las mejores experiencias del viaje es conocer a los providencianos, los habitantes de esta isla. Son gente amable, sonriente, amante de la música y la gastronomía y dispuesta a compartir los secretos de la vida isleña con los turistas. Los isleños viven, principalmente del turismo y la pesca. El mar los provee de alimento, paisajes y actividades distracciones. Por su historia de colonización inglesa, holandesa y española, poseen tradiciones como tomar el té, hablar creole (una variación caribeña del inglés con raíces africanas) y el amor a la música.

Aún conservan sus bailes típicos, entre los cuales se encuentran el vals, cuadril, scottische, mazurca y polca, aunque vibran aún más por ritmos como el reggae, la socca, el calypso y ritmos del interior de Colombia como el vallenato, la salsa y el merengue, entre otros.

Su cultura también se refleja en su arquitectura cuyo estilo permanece desde la colonia. Casas de madera caribeñas y coloridas ostentan tallas hechas a mano de peces y cangrejos que homenajean al mar. No hay altos o grandes estructuras de cemento. ¡Un paraíso perfecto para descansar!


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